Existen páginas que utilizan los
viajeros para trabajar a cambio de comida y alojamiento, Helpex es una de ellas, sólo pagas USD 20,
una vez y dura dos años (una pareja o un grupo de amigos paga solo una
suscripción), con esto accedes a ver todas las opciones en diferentes países,
la oferta es increíblemente variada, ahora te contamos como fue nuestra primera
experiencia, obviamente no todos los helpex son iguales…
Trabajar
a cambio de alojamiento parece de lo más razonable, es casi lo mismo que
hacíamos antes de viajar, con la diferencia que a eso le llamábamos salario y
suele alcanzar para un poco más de cosas que sólo dormir y comer. Como recién
estaba partiendo nuestro viaje, no necesitábamos ahorrarnos estos pesos en alojamiento,
sólo queríamos hacer Helpex, para conocerlo, pero claro, queríamos aprender
algo más, buscando y buscando decidimos postular a trabajar en un lugar que había sido devastado por el tifón y
necesitaba mucha ayuda, queríamos sentir que nuestro trabajo valía la pena y
sin lugar a duda eso fue lo que experimentamos.
Si!
teníamos miedo, no sabíamos llegar y que hacer!, pero como siempre estábamos
juntos en esta aventura. Llegamos de noche a Lipa un pueblo en las Filipinas a
dos horas de la capital, luego de seguir las instrucciones dadas por nuestros
anfitriones
“tomar
bus a Lipa, luego triciclo a la granja”, ahí nos esperaba Roguena con sus seis
hijos y Daniel, el padre de la familia que se encontraba estudiando en Manila.
A la
mañana siguiente, junto a Daniel paseamos por el campo y vimos las condiciones
en las que había quedado la granja por
el tifón de hace 6 meses atrás, árboles en el suelo, mucha maleza, el
invernadero roto… Pero Daniel siempre con una sonrisa indicándonos lo que
habían hecho otros helpex, y contándonos lo mucho que quería este lugar.
En
realidad al principio nos costo un poco acostumbrarnos, porque en nuestros puestos
de trabajo en Chile nosotros sabíamos exactamente que hacer, pero en el campo
nunca habíamos trabajado, no podíamos tener la pro actividad que teníamos en una
oficina, pero de a poco Daniel nos fue guiando y aprendimos como poder ayudarlo
en el campo, con cosas pequeña pero que
para él eran muy valiosas.
Nos
ayudamos mutuamente, ellos nos daban alojamiento y comida, mientras que
nosotros le enseñábamos matemáticas a las niñas por la mañana y en la tarde
limpiábamos la granja.
Fue
sin duda una experiencia inolvidable mojamos la camiseta sacando maleza,
haciendo caminos, cocinamos comida típica chilena, Chorrillana y panqueques con
manjar (bueno lo que podíamos hacer, con los recursos del supermarket), les
encantaron! Y antes de venirnos les cortamos el pelo a las niñas, fue alucinante ver como con tan poco, ellos
estaban tan agradecidos de nosotros.
La
verdad nunca estuvo en nuestros planes quedarnos en un lugar, trabajar unas
horas y después salir a recorrer, sabemos que esa también es una buena opción,
pero nosotros queríamos vivirlo diferente, queríamos ser parte de una familia
Filipinas y ayudarla, sin lugar a dudas
lo logramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios!